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viernes, 30 de diciembre de 2011

Un BIG BAN de sentimientos.

Me hallaba en mi cama,con la cabeza apoyada en aquella lúgubre y fría almohada un día de invierno. Mi mirada se fijaba entre las gotas de agua que cubrían el cristal de la ventana. Llovía fuerte,las calles estaban vacías y el frío calaba por los huesos.
Me decidí a levantarme de la cama,mas mis débiles fuerzas me abandonaron dejándome caer en aquel suelo frío de mármol. Estiré el brazo y conseguí alcanzar una pequeña manta que colgaba de aquella silla justo al lado del escritorio. Me tapé con ella lo más rápido que pude,me incorporé como mis fuerzas me lo permitieron y permanecí toda la noche apoyada en la pared con la mirada clavada en el suelo,el cual observaba desde la ventana de mi habitación.
Unos pasos se oyeron,procedían del piso de arriba. Discusiones,gritos,portazos,golpes,llantos,... Algo dentro me decía que las cosas no iban nada bien por allí.Un sentimiento de culpa me invadía por dentro,así pues,agarré la manta con fuerza,la estreché junto a mi y un largo suspiro de sollozo salió temblando de mi boca.
Las horas pasaban y la tormenta no cesaba. Los gritos y llantos eran cada vez más constantes. Mi cabeza me daba vueltas hasta que de pronto caí rendida en un desmayo casi permanente.
Mientras permanecía inconsciente,oía todo lo que a mi al rededor pasaba,mas no podía gesticular ni un mísero movimiento. Me sentí inútil.
De repente escuché a mi hermana pequeña,de cinco años de edad,acercarse a mi puerta y verme tendida en el suelo sin apenas conseguir respirar. Un grito repentino salió de los labios de aquella inocente niña,más era un grito en vano,ya que en casa solo estábamos las dos. El eco que se produjo reproducía aquel grito una y otra vez entre las paredes de la casa. Sentía impotencia por verla allí y no poder abrazarla y decirle al oído que todo saldrá bien. En ese mismo instante,se acercó a mi,me estrechó con esos pequeños brazos y me dio un beso en la mejilla que calmó todas mis inquietudes.
Y se quedó allí dormida,abrazada junto a mi y con esas pequeñas manos heladas que descansaban sobre mi cabeza. En unos instantes desperté y recobré el conocimiento.Mis fuerzas eran mínimas y mi corazón latía con    esfuerzo. Me desprendí de ella,la cogí en brazos como pude y la deposité en la cama arropándola con aquella manta cual nos tapaba cuando me hallaba inconsciente.
Me dirigí a la cocina con paso algo forzado,mas era decidido. Iba haciendo zig-zag por el pasillo,tomando como apoyo aquellas paredes blancas y frías en la penumbra de la noche. Conseguí llegar a la cocina a duras penas,cogí algo de alimento y algo de agua y regresé a la habitación con el mismo proceso.
Me senté junto a mi hermana y la observé dormir durante toda la noche. Ver a semejante criaturita dormir con esa cara de ángel,quitaba todos los males que por mi cabeza pasaran. Sinceramente,no tiene precio. Así pues,a la mañana siguiente y cuando despertó,vio nada más abrir los ojos,una cara que le decía que todo saldría bien. Me estrechó con fuerza entre sus brazos y de sus labio salió un : Eres el muro que impide que los problemas me ataquen,la luz que me indica el camino cuando todo se apaga,la fuerza que me guía a seguir adelante,la medicina que cura todas mis heridas,y la razón por la cual sonrío cada mañana. Esas palabras hicieron de mi una persona mucho más fuerte. Oír esas palabras de boca de una niña inocente y la cual es tu hermana,es una sensación que nunca antes había experimentado. Así que la cogí entre mis brazos,la llevé a la habitación que era antes la de mis padres,la vestí con otra ropa más adecuada y me la llevé a dar un paseo.
Casualmente el día se había despejado y los rayos de un cálido sol de invierno calentaban esos cuerpos fríos que se encontraban debajo de aquellos abrigos de piel que vestían esas mujeres tan refinadas que invadían las tiendas de la ciudad.
La gente nos miraba con desprecio,como si no perteneciéramos a esa sociedad...De ello aprendí que quizá no tenga tanto dinero como ellos,no me pueda permitir tantos lujos ni pasear con ropas de marcas y joyas por la ciudad; pero sí caminaré con la cabeza bien alta porque sé que tengo un corazón como ellos y que en el interior de cada persona,somos prácticamente idénticos,y eso jamás nadie me lo podrá recriminar.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Quizá mi muro se haga pequeño...

Generalmente,en Navidad,las personas se sienten más felices. Quizá sea porque pasan más tiempo con sus familias,porque no haya colegio,porque es una época de celebración y regalos o qué se yo sobre eso...
Pero este año ha sido diferente... En noche Buena no estábamos todos;mi abuela por parte de madre cenó con mi tío,el cual nunca cena en casa. Mi padre trabajaba y mamá,mi hermano y yo fuimos a casa de mis otros abuelos. Una noche un tanto rara,¿no creéis? En fin,la pregunta es qué no es raro en mi familia...
Quizás sea por eso o quizás no lo sea,pero de lo que estoy segura al cien por cien es que no serán las mejores Navidades de mi vida.
Pienso, segundo tras segundo en mi abuelo que ya no está;veo como su mujer,mi abuela, empeora cada día más y temo de que llegue el momento de que me pregunte quién soy... 
Por otra parte,mis otros abuelos están, por lo general bien; con la excepción de que mi abuelo,bueno, a veces le cuesta caminar y mi abuela que sigue tan vital como de costumbre viendo a mi abuelo así. Se me cae el mundo.
A veces pienso que el muro que establecí ante mis problemas se hace pequeño,fácil de superar; pero más fácil se hará cuando partes de mi vida se desprendan de mi para nunca jamás volverse a encontrar.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Siento que te echo de menos.

Hacía ya un tiempo,cuando hacía meses que no escuchaba tu voz;que añoraba tus caricias,tu forma de mirar;que extrañaba tus besos y tu piel;sabía que te echaba de menos. Mas supe cuanto,cuando volví a te volví a retomar.
Estaba confusa. No entendía por qué te echaba de menos con tanta intensidad cuando tus labios volví a besar.
Pensando toda la noche llegué a una conclusión:
Pienso que ahora te extraño tanto porque olvidé lo que era volver a tenerte. Lo cual me hizo ser consciente del tiempo que pasaba y no te tenía.
Una conclusión algo extraña,¿verdad? Mas todo cobró sentido conforme el tiempo pasaba a nuestro lado.
Estoy contigo y el tiempo va rápido y lento. Te separas de mi y el tiempo parece nunca avanzar. ¿Gracioso? No tanto cuando la persona que lo experimentas eres tú...
Supongo que son cosas de la vida,cosas del querer.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Te necesito,abuelo...

Porque cada vez la distancia duele más.
Llegan momentos difíciles y me haces falta. Echo de menos cuando tenía un problema y podía acudir a ti; cuando tus consejos brotaban de tus labios como una flor en primavera;cuando las cosas iban mal pero el saber que te vería y calmarías mis llantos me tranquilizaba;cuando me sentía agobiada y un "tranquila mi cielo,todo va a salir bien" me hacía ser más fuerte y crecerme ante el problema;cuando esperaba horas y horas frente a la ventana esperando a que vinieras a verme;cuando desde lejos esbozabas esa sonrisa tan linda que hacía que todo fuese bien;cuando tus abrazos y caricias calmaban las más salvajes tempestades;cuando me enfadaba con alguien y me decías que el rencor no llevaba a ninguna parte,que había que saber perdonar;cuando mi padre me castigaba y me decías que estarías toda la tarde conmigo para que no me sintiese sola;cuando cada cumpleaños el primer "¡Felicidades! era tuyo acompañado de " mi princesita se hace cada vez más y más mayor ".
Te echo tanto de menos... No hay segundo que no piense en ti,en cuando estabas a mi lado y podía tocarte. No hay día que no extrañe tu voz,tu risa... No hay día que no añore tus abrazos,tus caricias,tu olor,...
Si supieras que muero por que bajases del cielo aunque sea solo un segundo...
Pero,¿sabes qué? Que la distancia no es más fuerte que el amor y lo pienso demostrar.
No pienso permitir que una simple diferencia de mundos haga que caigas en el camino del olvido. No dejaré de pensar en ti,de echarte de menos, de mirar cada día el colgante que llevabas colgado de tu cuello cada día y que ahora está bajo mi poder. Que sepas que cada vez que lo veo me acuerdo de tu sonrisa y me da fuerzas para superar hasta el peligro más fiero. Que seré la persona más intrépida que exista en este mundo solo porque tú deseabas que lo fuese. Porque jamás me daré por vencida y lucharé por lo que quiero hasta conseguirlo,como tú me enseñaste.
¡TE QUIERO ABUELO,TE QUIERO!

lunes, 12 de diciembre de 2011

Una blanca Navidad.

Diciembre, vísperas al ansiado veinticinco de diciembre. Una fría estación que cubre cada mañana de blanco la ciudad.
Los preparativos para las fiestas avanzan, los decorados adornan casas, calles, plazas, etc.
En casa, empezamos a sacar los adornos de una vieja caja al fondo del desván. Viejos recuerdos vuelven a la memoria, ya que debido a ciertos problemas familiares, no celebramos la Navidad desde que se fue papá. Este año, mi madre ha decidido celebrarla, mas no ha querido compartir con nosotros el por qué.
Comenzamos a desplegar las capas de las cuales, nuestro querido árbol, se compone. Mamá, se dedica a abrir las cajas en las que se encuentran los adornos para el árbol, mientras mi hermano se encarga de decorar con adornos toda la casa.
Nosotros, como pequeños e ingenuos niños, preparamos todo para que esté perfecto con ansia y alegría.
De repente observo que mamá sale apresurada del salón, dobla la esquina, cruza el pasillo, sube las escaleras de caracol y se dirige con paso firme y decidido a su habitación.
Agudizo el oído y escucho a mamá hablar con alguien por teléfono, pero no logro saber quién es. Por su tono de voz, debe ser alguien cercano, ya que su voz es dulce y calmada. Lo cual por una parte me tranquiliza.
Mientras tanto, en el salón, mi hermano y yo seguimos decorando la casa. El árbol está impecable, el belén en su correspondiente lugar; solo falta la decoración de los cristales, el porche de la casa, y pocas cosas más.
Se acerca la hora de almorzar y mi madre regresa al salón para decirnos que vayamos al baño a lavarnos las manos. Mientras tanto, mi madre se dirige a la cocina a poner la comida a calentar. Yo, como siempre, termino antes y me adelanto. Preparo la mesa, los cubiertos y demás. Mi madre, esboza una sonrisa que me hace alegrar.
Un “Cielo, la comida ya está; cuando quieras ven a la mesa.” Sale de boca de mi madre. Si es que es dulce hasta para llamar a mi hermano para que venga a almorzar, pienso.
Mi hermano es algo más pasivo… Llega a la mesa, comienza a comer y conforme termina, se dirige a su habitación; en la cual permanece toda la tarde.
Mamá suspira y retoma su almuerzo sin estimular palabra alguna. Un silencio rotundo habita en la cocina, mas un pequeño zumbido sale desde la habitación de mi hermano.
Intento romper el hielo pero no encuentro un tema idóneo para hablar, por lo cual sigo en silencio.
Mamá acaba, recoge sus cubiertos y los de mi hermano y regresa a su habitación, en la que permaneció durante horas.
Sigo en la cocina, pensando en qué estará sucediendo, es todo muy extraño…
Total, subo las escaleras y a mano derecha entro en mi dormitorio, me tumbo en la cama y clavo la mirada en el techo.
Las horas pasan y la casa sigue igual de silenciosa. Repentinamente el teléfono de casa suena y unos pasos veloces suenan por el pasillo, mas el teléfono sigue sonando sin respuesta alguna.
Llega la noche, y todo sigue igual. Estoy empezando a preocuparme.
Llega la hora de la cena y el comportamiento del almuerzo se repite, con la única diferencia de que esta vez mamá no llama a mi hermano.
Prefiero no preguntar qué sucede, mas esta vez soy quien acaba antes de cenar y se dirige a su habitación.
Me desvisto y me pongo el pijama. Acto seguido entro en la cama, me arropo y me dispongo a dormir cuando el teléfono vuelve a sonar.
A la mañana siguiente, me levanto algo aturdida, quizás algo mareada. Me tambaleo por unos instantes, mas luego me incorporo algo débil. No sé qué me pasa, no me encuentro muy bien…
Bajo a la cocina y me preparo algo para desayunar. Poca cosa, mi apetito no es que sea muy grande.
Falta un día para Noche Buena y parece que está todo casi listo.
Mamá se dedica a hacer unas cuantas llamadas y hoy parece ser un día diferente al de ayer.
En casa, parece estar todo algo ajetreado. Mamá va de un lado para el otro sin parar, mi hermano sale con constancia de casa y regresa cargado de bolsas y yo permanezco al fondo del pasillo viendo como todo avanza.
Quizá deba hacer algo, pero tampoco sé qué hacer, por lo cual sigo en mi posición.
El transcurso de la tarde sigue y la actividad en casa se ralentiza por momentos. Mamá regresa a la cocina dejando todo desordenado y se dispone a hacer la cena. Mientras tanto, mi hermano hace una llamada telefónica, algo comprometida por lo que me pareció escuchar.
La cena está lista y ambos acudimos a la mesa y mantenemos una conversación general, en la que abarcan y se nombran todo tipo de temas.
Justo después de cenar, nos reunimos en familia en el salón y vemos una película que pareció conmover a mamá.
Estaba cansada, así que tardé poco en irme a la cama.
Cuando al día siguiente me desperté, la casa estaba mucho más decorada, por lo que pude observar, mi madre había estado casi toda la noche sacando cosas del desván para decorar la casa y el porche. Todo estaba perfecto.
Este día sería especial. Como buen comienzo y nada más despertarme, pasó mi madre por el pasillo y justo en la puerta de mi habitación, cuando solo había abierto los ojos, esbozó una linda sonrisa que me dio motivos para levantarme.
Esta vez, ayudé a mi madre con todo. Nos fuimos a su habitación y le ayudé en su elección de vestuario para la esperada noche.
En la mirada de mi madre, noté que estaba algo nerviosa. Tengo la impresión de que será una gran noche.
Mi hermano sigue en su habitación, tiene la música a alto volumen y pondría la mano en el fuego a que no sabe qué ropa llevará esta noche.
Las horas avanzan y mi madre permanece junto al espejo con un vestido que cuelga de una percha, la cual sostiene con la mano y se mira con una postura permanente. Cualquiera podría llegar a la conclusión de que le gusta ese vestido, es algo demasiado obvio para dudarlo.
El tiempo pasa y me percato de que debo ducharme y arreglarme, sino no me dará tiempo.
Antes de irme a la ducha, regreso a mi habitación y abro el armario. Creo que tengo un pequeño problema. Llevo delante de éste diez minutos y aún no sé qué me voy a poner.
Pongo las rodillas en el suelo y comienzo a sacar toda la ropa algo desesperada. No encuentro nada en los cajones. Miro en las perchas y sigo sin encontrar algo que me convenza. Esta noche debo estar impecable, algo dentro me lo dice.
Justo al fondo del armario, en la última percha y escondido bajo un abrigo de piel, está aquel vestido que me puse hace dos años y cual fue regalo de cumpleaños de papá. Quizás haya sido coincidencia u obra del destino, mas decido ponérmelo.
Me voy a la ducha y me apresuro en terminar. Pasados diez minutos regreso con una toalla que me cubría el cuerpo a mi habitación. Cierro la puerta, hace un poco de frío. Cojo la toalla que se me olvidó llevarme al baño, una pequeña toalla para el pelo, y me alboroto un poco el pelo con ella. Mi pelo está frío y mojado, y al contacto con mi piel me provoca un pequeño escalofrío que recorre cada esquina de mi cuerpo y me hace temblar. Agacho la cabeza y enrollo la toalla en éste de manera que se sujete y se mantenga uniforme.
Me coloco frente al espejo y de forma similar a la de mamá, sujeto la percha con una mano y me imagino cómo me quedaría el vestido colocado y listo para ser visto. Soy clavadita a mamá, todo el mundo me lo dice.
Pasan unos minutos y vuelvo a la realidad. Me hallaba en mi mundo. Una observación que no viene al momento pero que me gustaría añadir es que me evado fácilmente entre mis pensamientos, soy algo diferente a los demás.
Como iba diciendo, volví a la realidad y me acerqué a la pequeña mesita de noche que está justo al lado de mi cama, concretamente en el lado derecho, y miré el reloj. Las ocho menos cinco. Debo darme prisa o no estaré lista a tiempo.
Salgo de mi habitación, me dirijo al baño, me quito la toalla que me sujetaba el pelo y me sitúo frente al espejo, donde allí peino mi pelo hasta dejarlo completamente sin enredos.
Regreso a mi habitación y en la puerta me paro unos instantes, miro hacia las escaleras y me pregunto si mamá estará lista. Decido bajar a ver como va todo por allí.
Mamá está en la cocina, todavía no está lista. Está preparando los últimos detalles de la cena. Quiere que todo esté perfecto.
Subo de nuevo las escaleras y me dirijo al cuarto de mi hermano. Como era de esperar, sigue igual que antes. Le doy un toque de aviso y de inmediato acude al armario algo preocupado. Creo que no sabe ni de qué ropa dispone para esta noche.
Mientras cada uno está con sus cosas, vuelvo a mi habitación y empiezo a arreglarme.
Estoy frente al espejo y aquel vestido; azul oscuro casi negro, tal como el cielo de una noche; se desliza por mi cuerpo acomodándose entre mis curvas.
Acto seguido, y en el mismo instante en el que mi vestido es acomodado en mi cuerpo, suena el teléfono. Mamá sale apresurada de la cocina y consigue cogerlo a tiempo. Por la conversación que mantuvo, puede deducir que era la tía Meli diciendo que llegaría algo tarde ya que recogería al tío Eduard del aeropuerto.
Después de esa inesperada llamada, mamá retoma su trabajo en la cocina, el cual termina con rapidez y sube las escaleras veloz debido a que el tiempo que le queda era escaso.
Yo, como siempre, ando algo atrasada y me apresuro aún más.
Mi madre en eso es completamente diferente, siempre está en todo y es rápida en lo que hace, que por consecuente, en un abrir y cerrar de ojos está preparada y tan hermosa como siempre. La admiro muchísimo, a pesar de que está todo el día ocupada, siempre saca un poco de tiempo para nosotros. Es mi modelo a seguir.
Mi hermano, parece estar casi listo, mientras que yo estoy a medio vestir.
No sabía qué zapatos ponerme cuando, inesperadamente, mamá asoma por la puerta unos tacones negros. Los coloca junto a la puerta y suelta un: “Con esto y el vestido que te regaló papá estarás perfecta”.
No sé cómo lo hace, pero siempre consigue sacarme una sonrisa.
A todo esto que pegan a la puerta. Son los primos de Málaga, han llegado hace escasas horas específicamente para cenar en casa.
Mamá les da la bienvenida y los acomoda en el salón.
Seguidamente comienzan a llegar el resto de invitados. El salón se empieza a llenar de gente por momentos. Todos felices y contentos hablan y ríen en conjunto.
Todo parece ir como la seda. Esta noche será inolvidable.
Cuando ya estoy preparada, bajo con cuidado las escaleras y al final de éstas, estaba mamá esperándome bajar. Su cara era un libro abierto. Deberían haber visto su cara. Por la sonrisa que esbozó y por su manera de mirar, deduje que le gustó. Mamá siempre dijo que en una mirada se dicen cosas que con palabras no se pueden explicar. Dice que es como un lenguaje que el corazón transmite en silencio.
Me acerco a ella y me da un tierno beso en la mejilla. Acto seguido me dirijo al salón donde saludo a todos los presentes y entablo una conversación con ellos.
Mi hermano bajó algo después. Se sentó con nosotros y se incorporó en la conversación ya empezada.
Al poco rato, mamá regresó con nosotros. Estaba lindísima.
Cuando ya todos estábamos acomodados, el timbre de la puerta suena. Mi hermano y yo nos miramos extrañados. No esperábamos a nadie más. Al contrario de mamá, que va decidida y sonriente hacia la puerta.
Y justo detrás de ella se encontraba papá. Mamá le recibió con un fuerte abrazo y un dulce beso les unía por unos instantes. Qué escena más bonita, pensé.
Una mirada penetrante entre mi hermano y yo hacía el silencio del salón aún más incómodo.
Como agujas de un reloj, con compenetración máxima, avanzamos veloces hacia papá y los cuatros nos unimos en un intenso abrazo.
A papá se le escapó una pequeña lágrima que le resbalaba por la mejilla derecha.
Después de aquel momento de reencuentro, los cuatro nos dirigimos al salón en el cuál todos le recibieron con los brazos abiertos.
Papá había estado de viaje de negocios. Se fue hace dos años a Londres, donde desarrolló una empresa que ahora está en lo más alto. Y ahora ha regresado para quedarse.
Se acerca la hora de cenar y mamá está más feliz que nunca. No la veía así desde hacía bastante tiempo, concretamente desde que papá se marchó.
Mamá sirve orgullosa de su trabajo la cena. Estaba deliciosa. Todos los comensales degustan la comida y montones de comentarios suenan en el salón. Todos llegaban a la conclusión de que mamá es una gran cocinera.
No sabía por qué pero mi presentimiento de que sería una gran noche se había cumplido, es más, será la mejor noche de todas.
Todos acabamos de cenar y me levanté para recoger los cubiertos de todos. Mamá hizo ademán de levantarse, mas con una simple mirada le bastó para saber que lo recogería yo todo; ella había trabajado ya demasiado. Mi madre como respuesta sonrió, lo que me sirvió como un “gracias”.
Cuando todo estaba ya limpio y recogido; la tía Meli, como no, empezó a cantar villancicos. He de decir que canta genial. A lo cual se sumó el tío Alfred que es todo lo contrario…
Así transcurría la noche. Y con el paso de las horas, la casa se fue desalojando hasta que solo quedaron los primos de Málaga y nosotros.
Eran ya las cuatro de la mañana y la fiesta seguía en casa.
Subí un momento a mi habitación y me asomé a la ventana, desde la cual veía a niños entretenerse con la nieve usándolo de material moldeable para sus creativos muñecos de nieve.
Regresé al salón y mamá estaba algo cansada, mas seguía con energía y con esa sonrisa tan linda en la cara. Mi hermano regresó a su cuarto hacía horas.
Al cabo de dos horas, cuando ya eran las seis, los primos se marchaban con una cálida despedida.
Regresé a mi habitación para dejar unos momentos asolas a mis padres.
Esa noche me sentí feliz. Estaba convencida de que ninguna otra noche igualaría a la de hoy.
Y con esto, puedo decir que han sido las mejores Navidades de mi vida. Mamá siempre dijo que en Navidad siempre ocurre algo mágico, algo que hace que cada Navidad sea diferente a la anterior. Y así fue. El regreso de papá alegró la casa y los corazones de quienes habitamos en ella.
Justo antes de irme a la cama, me asomé por última vez a la ventana, en la cual miré que en la puerta de la casa de enfrente, había un cartel colocado en la puerta a modo de adorno que decía “Feliz Navidad”.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Tic-tac.

Y suena ese tic-tac de un reloj;los segundos pasan y a medida que el tiempo avanza las cosas cambian,te das cuenta de que nada es lo mismo,que solo ha pasado un segundo pero ya todo es diferente.
Todo cambia según el tiempo influya sobre ésto. Quizá tengas todo en un segundo y quizá en el otro ya no tengas nada.
Todo se desvanece si no lo cuidas,si no lo valoras y conservas como es debido;por eso piensa,reflexiona y actúa. No creas que por ser más veloz en decidir algo,tu elección será la más acertada. No siempre el camino fácil es el correcto. No siempre se debe ir en recto porque es lo más corto,quizá se deba dar un rodeo y descubrir lo que se encuentra a tu alrededor.
Quizás;darle tantas vueltas a las cosas,pensar en todas las soluciones habidas y por haber,estar asolas y pensar en lo que en un pasado ocurrió,en lo que ocurre o lo que puede ocurrir no sea tan malo como dicen. Pienso que,las mejores decisiones se toman en momentos asolas en los que se reflexiona profundamente.
Puede que todo esté en manos del tiempo,ya que él puede hacer que todo lo que tengamos se desvanezca en un simple abrir y cerrar de ojos. Quizá la vida sea injusta,quizá haya cosas que nos sucedan que pensemos que no son correspondidas con nosotros,o quizá tengamos una idea equivocada de la vida en sí.
Infravaloramos mucho lo que tenemos,creemos que siempre estará ahí y cuando lo perdemos,lamentamos su ausencia... ¿Por qué? Sería más fácil si lo valoramos desde el principio y cuidamos de que no se vaya nunca o que perdure el mayor tiempo posible junto a cada uno de nosotros,¿no? Ya,lo dicho,demasiado fácil... Es mejor lamentar luego la ausencia de lo amado.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Aquella estrella de allá.

Y sé que aunque las cosas vayan mal,aunque algo no salga del todo bien,y aunque todo ya parezca perdido; sé que estará aquella estrella que te simboliza y la cual brillará siempre con tal fuerza que la energía que transmite será llevada hasta mi corazón para darme esas fuerzas que me faltan para seguir.
Porque sé que esa luz que ella desprende es la me guía en las noches más oscuras;sé que es la luz que está cuando tengo miedo;la que me dice que todo irá bien,que no me preocupe por nada; la que me protege de todo y me aguarda entre caricias de amor y ternura; la esperanza que siempre perdurará y me hará creer que siempre habrá algo más; la que me dice que detrás de un muro hay algo que merece la pena conocer; la que me dice que el mundo no se acaba cuando no le puedo ver; que hay algo más allá del amor,de la injusticia y el descontrol; es aquella luz que acompaña siempre y que cuando miro al cielo puedo identificar entre tantas y tantas estrellas que en el cielo se encuentran y es porque ella es única,ella es incomparable,inconfundible ante las demás. Es la que más brilla,la que más fuerza tiene,la que tiene ganas de brillar y brilla aunque el cielo esté nublado. Porque es ella la que te simboliza,la que te representa ante todo,la que te hace ser para mi imprescindible para vivir.
Porque es cierto que,cuando miro al cielo,siempre está ella que me dice que ahí está,que no me preocupe por nada porque no me dejará caer nunca. Me dice que encuentre un motivo por el cual sonreír,que encuentre esa fuerza que me ayude a vivir y que si no la hay que yo la invente.
Que jamás me rinda por nada,que nunca mire atrás y que si lo hago que sea para encontrar algo por lo que luchar.
Que si miro atrás y encuentro recuerdos que me hacen llorar,que sonría,que sonría por todos esos días que personas que ya no están y que se fueron a otro mundo me hicieron ver la vida como hoy en día la veo. Que sonría por aquellos que ya no pueden hacerlo aquí pero que lo hacen desde donde están. Que el mundo no se detiene por nada ni por nadie,que nadie te va a esperar,que nadie te dirá lo que tienes que hacer,ni si lo haces bien o mal; porque cada uno tiene su punto de vista respecto a la vida,y quizás no sea el mismo que es tuyo; mas no por eso el tuyo debe estar equivocado,por eso lucha,lucha  por lo que quieres,por lo que tienes en mente y por aquellos sueños que no quieres dejar escapar.
Sigue tu camino,con decisión y firmeza,dejando que personas te acompañen y que personas se vayan; porque si no dejas ir a alguien,aquella persona no será feliz y por consecuente tú tampoco.
Deja ir a los que se quieren marchar,motivos tendrán; mas sigue tu camino,no mires lo que has recorrido,sino en lo que te queda por recorrer.
Sube esa escalera que poco a poco se hace cada vez menos intensa; cual cada escalón tiene un sacrificio,una lección que aprender,algo por lo que luchar,una ilusión,una sonrisa,una lágrima,algo que te hará reír y algo que te hará llorar pero sabes que debes seguir subiendo porque tienes esa necesidad de saber qué habrá en el siguiente escalón,qué  te deparará el futuro. Y porque si no estuviesen esas cosas malas no sabríamos apreciar las buenas;porque si no estuvieran esas lágrimas,las risas no tendrían el mismo sentido;porque si no estuviese esa cara triste y lúgubre que se le pone a algunos cuando están mal ,no sabríamos apreciar esas sonrisas tan sinceras; y porque si no existiera lo malo,la vida no sería la vida.
Porque con solo mirar a esa estrella que brilla con tanta fuerza,ha sido la fuente de inspiración para todo aquello que os acabo de contar.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Algo se marchita.

Observando una flor pocha,descuidada y sin regar;me sirvió de símbolo con respecto a nuestro amor.
Creció tan fuerte y sana;con tanta fuerza e ilusión que,ahora se marchita entre la distancia y el olvido.
Como una planta necesita el agua y necesita el Sol,yo necesito de tu amor.Como una flor seca y marchitada,mi corazón anda deambulante por recuerdos e ilusiones que surcan en la deriva.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Si la distancia hace el olvido,cómo te siento aquí conmigo.

Dos de diciembre de 2006,una fuerte lluvia golpeaba la ciudad,un frío intenso calaba por los huesos y las calles estaban despobladas.
Se encontraba en la cama,débil,dolorido.Yo le acompañaba por el lado derecho de la cama,sentada en una simple silla desplegable,de plástico,dura y fría.
La situación era cada vez más incómoda y empezaba la cuenta atrás.
Os preguntaréis qué pasa,qué está sucediendo que las piezas del puzzle empezaron a desencajar. 
Todo comenzó hace ya algunos meses... Todo era normal,nuestra rutina de siempre,nuestros besos cotidianos eran normales,sus visitas,sus abrazos,sus te quiero,...;hasta que de repente se desmayó y desde entonces no volvió a despertar.
Esa persona que se haya inconsciente es una persona que ha estado ahí desde el día en que vine al mundo,sí,esa persona es mi abuelo.
Como cada tarde,daba igual si llovía,si nevaba o si hacía Sol; él se dirigía a mi casa con la mísera recompensa de verme sonreír.
Ya no está,hace tiempo que no le tengo ami lado,que añoro su voz,sus caricias,sus besos,su forma de hacerme reír,su cariño,su amor,hace tiempo que le extraño a él.
Tan solo quería decir que,aunque pasen los años,aunque el tiempo pase y deje caer tantísimas cosas bajo el resguardo del olvido,jamás saldrás de mi memoria;porque eres GRANDE,tienes un corazón que no te cabe,y esas tantísimas cosas que hiciste por mi,mi corazón humilde y sumiso,será siempre prisionero de tu amor.
Porque te quiero y porque me has enseñado a ser quien de verdad soy. 
GRACIAS ABUELO,SIEMPRE EN LA MEMORIA <3!