Vistas de página en total

domingo, 8 de julio de 2012

Algo paranormal.

Una fría tarde de invierno, sentada en la mecedora del salón con vistas a la ventana, se encontraba mi abuela con la mirada perdida...
Me quedé por un instante apoyada sobre el marco de la puerta, observando como la mecedora se balanceaba hacia delante y hacia atrás,así como el ruido de la madera al crujir rompía el silencio que abordaba aquella fría habitación.
Los segundos pasaban y el reloj de la pared los marcaba con un fuerte tic-tac.
Minutos más tarde me atreví a preguntar...
Fui cruzando tímida la habitación hasta llegar hasta ella, donde nada más rozar la vieja madera con la yema de los dedos comenzó a hablar.
Me contó historias de cuando era niña, de los sueños que tenía, de lo que más temía en el mundo, de lo que siempre soñó con alcanzar, con su más preciada posesión...
"Un tal ocho de enero,sobre las ocho de la tarde, el viento era frío y soplaba con fuerza. Las persianas de las casa azotadas por el fuerte viento resonaban en toda la casa,las rocas de la escollera eran bañadas con brutalidad por aquel oleaje que reinaba en el mar.Llovía con fuerza y las calles estaban casi desiertas, pocos ciudadanos eran lo suficientemente valientes como para salir a las calles de la ciudad.
Cuando el temporal hubo pasado,me apeteció salir a la calle y ponerme a explorar,por aquel entonces era mi pasión.
Caminaba sola por la calle cuando de repente, sin saber por qué, me detuve. Estaba frente al cementerio. Aquel frío y lúgubre cementerio de la ciudad. Escasa compañía podías encontrar allí cual no fuera de personas ya fallecidas o personas que acudían a un entierro.¿La banda sonora? Llantos.
El silbido del viento me hizo estremecer,así que me decidí a entrar...
Al cruzar la puerta, un camino rodeado de árboles conducían a una tumba colocada en un altar, tumba cual parecía ser la dominante entre todas las demás. Me acerqué con cuidado y muy despacio, estando atenta a cualquier detalle, a todo ser o cosa que se moviera a mi alrededor. Tenía miedo, mucho miedo,mas había algo que me impulsaba a seguir.
Seguí hasta llegar a aquella tumba. Aparté con las manos aquellos matorrales que se habían criado y las flores secas y descuidadas que reposaban en ella. En la lápida ponía un nombre,aunque no lo pude ver con claridad...Si mis ojos no me fallaban ponía : Kiara Rayan.
Al leer dicho nombre los pelos se me erizaron y huí de aquel cementerio aterrorizada.
Cuando llegué a casa no sabía qué me sucedía, mas aquel nombre no conseguí sacar de mi cabeza durante años.Años durante los cuales las pesadillas eran constantes,me ocurrían cosas extrañas y sólo sentía una cosa,miedo.
Cada noche me sentaba en el borde de la ventana y me pasaba horas y horas viendo aquel cielo oscuro cubierto de estrellas. Lo hacía cada noche hasta quedarme dormida.
Tuve muchos sueños,mas el que más claro recuerdo fue aquel cual un viaje astral me llevó a ver la vida de aquella persona, Kiara Rayan.
Era una mujer simple, una ama de casa como otra cualquiera. Su vida era normal, sólo había una diferencia, no dormía.
Cada noche se iba de casa vagando por la ciudad,recorriendo las calles oscuras hasta altas horas,hasta ver el amanecer.
Nada me marcó más en el sueño que eso,ese dato que muchos ven como insignificante pero que a mí me impacto mucho,más de lo que creía.
Así que un día decidí probarlo; me escapé de casa y me senté en lo alto de la colina, tumbada en el césped mirando a las estrellas que adornaban aquel oscuro cielo que, poco a poco,desteñía su color. Despuntaba el alba,así que era hora de regresar.
Cada día de cada año que mi insomnio no me dejaba dormir ocurría lo mismo, formó parte de mi rutina.
Hasta que un día, sin más explicación, todo volvió a la normalidad."
En ese momento, cuando sus palabras cesaron, tragué saliva. Tenía los labios fríos y secos,así que bebí un poco de agua y me fui a mi habitación.
Tumbada en la cama me puse a analizar cada palabra de aquella estremecedora historia que,si lo veías de un punto de vista objetivo, carecía de sentido.
Por un momento dudé de la credibilidad de sus palabras y la tomé por loca,hasta que esa noche no pude conciliar el sueño.

sábado, 7 de julio de 2012

Un camino que continuar.

Y de repente naces, vienes al mundo sin saber cómo ni por qué,pero estás ahí.
Ser pequeño e inocente expuesto a tantos peligros que de saberlo antes sería de locos.Pero es la hora, es el momento de abrir los ojos, conocer el mundo, nuevas expectativas, conseguir nuevos logros, hacer una vida...
Y entonces es ahí, en ese mismo instante cuando ves a las primeras personas que marcarán tu vida para siempre, tus padres.
Poco a poco vas creciendo, desarrollando y avanzando como persona y haciendo el camino que poco a poco será tu vida.
Tienes que aprender a hacer cosas por ti mismo, independizarte. Pensarás,que rápido,¿no? Pues sí, porque cuando te quieres dar cuenta tu infancia ya ha pasado y eres un adolescente que ya quiere seguir su vida solo, sin nadie que le diga qué y cómo debe actuar y hacer sus cosas. Empiezas a ver a alguien que separa su camino del de otros sin apartarlos completamente del suyo. Alguien que quiere ser independiente pero saber que podrá depender de aquellas personas que le acompañaron en ese tiempo.
Conoces a gente, te unes a la sociedad, tienes amigos, te enamoras, experimentas nuevas sensaciones, nuevos deseos, nuevos impulsos. Cometes errores, te levantas,caes,aprendes.
Te das cuenta de las cosas que de verdad son importantes, de las cosas que son pasajeras e irrelevantes.
Maduras como persona y te das cuenta de que ya no eres un niño, de que ya jugar con fuego y quemarse puede causar un daño muy severo.De que ya las cosas no son tan simples, ya todo se complica y si no te organizas bien y lo echas todo a perder ¡PUM! Todo se va a la mierda y lo que creías tener ha desaparecido; y entonces es ahí, cuando sufres tu primera pérdida, cuando empiezas a valorar lo que tienes antes de perder lo, cuando admites las verdades y los consejos no los entiendes como obligaciones.
Es cuando empiezas a formarte como persona adulta y tu capacidad de madurez te permite hacer cosas y mirar otras de una forma de la que antes para ti era una tontería.
Con el tiempo la vida pasa, te vas dando cuenta con los años de lo que pudiste hacer y no hiciste, de las cosas que deseaste decir y te las callaste, de lo que deseaste recordar y lo olvidaste; y entonces te arrepientes. Empiezas a recriminarte el por qué de esas cosas que se quedaron sin hacer y que, debido a que ya es tarde para hacerlas o tu edad no te lo permite, se han quedado almacenadas en un rincón que ya nadie mira y carece de valor;por eso siempre se dice que, cuando deseas algo, debes hacerlo;cuando quieres decir algo,debes decirlo; cuando deseas recordar algo, no debes olvidar lo; cuando quieres gritar,no debes callar...Porque luego el tiempo pasa y esa persona a la que le quisiste decir tantas cosas ya no está,lo que querías hacer ya quizás no tenga sentido o no lo puedas hacer,lo que querías recordar y gritar ya lo olvidaste y sólo te queda el mero recuerdo que persevera en tu interior.
Por eso, si quieres hacer algo, hazlo,el guardarlo no servirá de nada.
Y hoy, día 7 de julio de 2012, deja el mundo una persona muy especial para mí...
Se va alguien que ha estado ahí desde el instante en que vine al mundo. Alguien que ha estado a mi lado todos estos años, compartiendo infinidades de momentos,risas,llantos,...
Sé que no he sido la mejor nieta del mundo, que muchas veces he hecho cosas que no debía, no he ido a verte todos los días que podía y que jamás te dije todas esas cosas que pensaba decirte algún día...
Sé que has estado ahí en lo bueno y en lo malo, que me has enseñado cosas que me han hecho crecer como persona y,que a día de hoy, me han ayudado a ser quien soy.
Siempre quise agradecerte el que estuvieras ahí, el que siempre me sacaras esa sonrisa aunque te encontraras mal, el que fueras a verme, el que me dijeras cielo de esa forma que me hacía feliz...
Y ahora, ahora ya te has marchado, has dejado este mundo pero sólo físicamente,porque seguirás permaneciendo en cada uno de nosotros el resto de nuestra vida.
Ahora ya no sufres,¿verdad? Ahora estás ahí arriba,mirándonos como seguimos creciendo, como reímos y cómo lloramos, porque tú ya acabaste tu camino...
Espero que descanses en paz  y que, aunque ya sea tarde, decirte que te quiero y que siempre te querré...

SIEMPRE,ABUELA.